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firstborn

VII

Salí a la calle con pocas espectativas, tenía un coche que parecía chatarra andante, un paquete de tabaco a medio y pocas pistas sobre el tipo al que tenía que matar.
Bala de Plata era difícil de encontrar, quienes lo conocían no sabían cómo era fisicamente y los que no lo conocían, especulaban mucho sobre él. Así que en ese momento me encontré en un callejón sin salida.
Sabía a quien debía de matar, pero no sabía cómo era físicamente ni que sitios frecuentaba, era como estar persiguiento un puto fantasma.
Así que decidí que lo mejor era darme un paseo por los distintos bares del Gheto y ver si podía sacar algo de información.
Me puse en dirección a una cafetería de la calle 38, se llamaba Il Amour, un sitio elitista para los ricos, que era llevado por un tipo estirado que llamaban Napoleón Estático, porque decía que la estática de su cuerpo hacía que estuviera en contacto con seres superiores, un tipo en definitiva, que se había metido mucha mierda en el cuerpo en su juventud y ahora se creía que era la reencarnación de Napoleón, por eso el tipo hablaba con un acento francés un poco raro.
Con mi atuendo mi entrada estaba un poco vetada, pero como conocía al capullo de Estático hablé con el portero para poder pasar y tomarme algo con él, seguramente Estático sabría algo ya que se codeaba con los grandes traficantes que pasaban en el Gheto.
Pasé a su oficina, que era enorme con una barra de bar en un lado, con grandes cuadros de Napoleón y muy pomposo todo.
-Hola Estático.
-Holá Patgrik, ¿cómo estás?
El cabronazo ya estaba con su acento ese raro francés que se notaba que era más falso que su anillo de diamantes.
-Bien, tirando.
-Hace tiempo que no te pasas por aquí mon amí, ¿a qué se debe tu agradable visita?
-¿Es que uno no puede venir a tomarse algo con un amigo?
-Claro, claro, pardon mi impertinencia.
-Perdonada.
Sonreí y me dí cuenta, de que iba puesto hasta los ojos, así que sería fácil sacarle la información que necesitaba, porque a este tío lo mismo le daba el pescao que la carne, y sinceramente, las últimas veces que había venido por aquí, me había tirado los trastos a muerte y a mí ese rollo no me iba.
-¿Que es lo que bebes?
-Whiskey sólo con hielo.
-Ah claro, perdona, no me acordaba chêre.
Me sirvió mi copa y empecé a beber, al primer trago lo ví en las nubes y decidí disparar mi primera bala.
-¿Sabes algo del tipo ese al que llaman Bala de Plata?
-No mon amí.
Seguro, el hijo de puta empezó a sudar como un cerdo en cuanto le dije el nombre, la noche iba a ser larga y tediosa.

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