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firstborn

La Caja de Cuentos

CC

Sara era una niña de pelo rojo como el sol del atardecer, y de ojos azules como el cielo despejado de una mañana de verano, también poseía una piel tersa y suave como su madre, a la que se le parecía mucho. Con tan sólo ocho años de edad, Sara era una chica muy espabilada, siempre era una de las primeras de su clase y le gustaba mucho pintar flores.

Ahora bien, desde hace un tiempo, Sara estaba intranquila. Su casa le daba malas vibraciones, no sabía por qué, pero no estaba a gusto en esa casa, al principio creía que era debido a la mudanza, ya que se mudaron de la ciudad a un pueblecito que estaba a las afueras. El Doctor Chosky le recomendó a su madre, que no estaba bien de salud, que se fuera a vivir a las afueras, ya que el aire puro le ayudaría en su afección.

La casa de Sara donde vivía era bonita, amplia, con un jardín y en un barrio residencial. De color beige, la casa era una de esas casas tan comunes que tienen los americanos, esas casas prefabricadas que con un poco de ayuda, uno podría montar sin problemas.

Un buen día decidió explorar la casa de arriba abajo, para buscar qué era lo que le hacía sentirse incómoda en su casa.

Desde la habitación de su madre, pasando por la cocina y el cobertizo exploró de arriba abajo toda la casa buscando “eso”.Toda la tarde perdió Sara en el proceso, ni siquiera los deberes hizo, así que tuvo que trasnochar un poco para terminarlos.

Cuando ya hubo terminado los ejercicios, se puso el pijama de rayas azules y blancas y antes de acostarse le entró sed, así que se fue a la cocina a por un vaso de agua.

Cuando bajó de la planta de arriba, vio una luz blanca, que iluminaba tenuemente el lado de la escalera.

-Quizás sean extraterrestres. –Pensó, ya que lo había visto una noche antes en un reportaje de la televisión. Con miedo, pero intrigada, decidió ver de dónde provenía aquella luz. Con mucho cuidado y sin hacer ruido, bajó las escaleras una a una.

Cual fue su sorpresa cuando vio de dónde provenía la luz.

Desde el armario de debajo de la escalera, se filtraba por debajo de la puerta esa luz tan misteriosa, Sara pensó que lo mismo había un ovni dentro del armario y que podría utilizarlo para darse paseos por el espacio.

Tras un rato, Sara decidió abrir la puerta del armario.

La luz iluminó su pálido rostro, sus ojos azules brillaron como los rayos de sol sobre el mar, la luz brillaba con distintas intensidades, aunque siempre de forma brillante, por una extraña razón, aunque la luz era muy potente, no deslumbraba verla directamente.

Sara apreció que el foco de luz, era una cajita pequeña, al principio se desilusionó ver que no era un platillo volante, pero que la luz proviniera de una cajita, era aun más intrigante.

Sara agarró la caja y la luz se fue. A oscuras y a tientas fue a la cocina bebió un vaso de agua fría y con la cajita bajo el brazo se subió a la habitación.

En su habitación Sara dejó la cajita en la mesilla de noche que tenía, junto a la lámpara que utilizaba para leer. Se dio cuenta de que la cajita tenía dibujitos alrededor de la misma, flores, hombrecitos y líneas enroscadas de oro estaban por las seis caras de la cajita.

-Que bonita. –Pensó.

Acarició la caja con dibujos y la caja se abrió, expulsando una luz azulada que invadió toda la habitación.

-Gracias por despertarme una vez más en mi larga existencia.

-¡Hablas! – Rápidamente se tapó la boca, el grito sorprendió a Sara ya que lo hizo sin darse cuenta.

-Sí, desde hace ya mucho tiempo, más del que puedo recordar.

-Vaaya. –Contestó Sara con admiración. -¿Y qué haces además de hablar? –Preguntó mientras se sentaba.

-Cuento historias que han sido, que podrían haber sido, serán o podrán ser.

-¿Son bonitas? –Preguntó.

-Algunas sí, otras son graciosas, otras son tristes y otras son de miedo. –Contestó la caja.

-¿Y tienes muchas historias? –Preguntó intrigada.

-Más que estrellas que hay en el cielo.

-¿Sí? Que bien, todas las noches me podrás contar una historia antes de dormir.

-Si eso es lo que quieres, así lo haré.

-Mi nombre es Sara.

-Yo no tengo nombre.

-Pues entonces te pondré yo uno, te llamarás... CC.

-¿CC?

-Si, son las siglas de Caja de Cuentos.

Y así conoció Sara a CC y noche tras noche, CC le contaba un cuento a Sara.